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JACK EL DESTRIPADOR

LA ACTUALIDAD
La identidad de este asesino en serie ha desconcertado a criminólogos durante más de un siglo. Sin embargo gracias a unas pruebas de ADN hallado en un chal que se encontró junto al cadáver de una de sus víctimas, se ha podido confirmar que Kosminski, un peluquero polaco, era "Jack el Detripador".
Aaron Kosminski fue un polaco judío que emigró en 1882 a Londres. Los investigadores señalan que tenía 23 años cuando cometió los asesinatos y que era esquizofrénico. Fue internado en un psiquiátrico y murió allí a los 53 años.
El empresario Russell Edwards compró la prenda en una subasta y con la ayuda de Jari Lohuelainen, experto en análisis de material genético, hizo el histórico hallazgo.

LA HISTORIA
Las víctimas, todas prostitutas, fueron encontradas abiertas en canal después de fallecer.
Jack el Destripador era un asesino en serie con un claro elemento de misoginia. Esto pudo ser producido por múltiples causas, desde que su madre le pegó de niño, hasta tener una hermana que lo despreciaba; todo esto favorecido por la sociedad machista imperante.
Sus víctimas, al ser prostitutas, se convertían en presas fáciles de atacar. Mujeres que se le acercaran bajo promesa de dinero y a las que se las pudiera llevar a calles oscuras y desoladas sin crear sospechas.
El primer hallazgo ocurrió en agosto de 1888 en Whitechapel, uno de los barrios más pobres de Londres.
Aquella noche, Polly se puso su mejor sombrero para salir a buscar hombres para que le costearan el alquiler de la habitación en la que vivía.
La suerte fue esquiva con ella y esa madrugada brumosa dio con el cliente equivocado. Un silbato de policía indicó la aparición del cuerpo atrozmente mutilado de Polly, un tajo le recorría de izquierda a derecha la garganta. El asesino había abierto el vientre en canal dejando a la vista sus entrañas.
El miedo comenzó a crecer como la bruma en las calles de Whitechapel.
Annie, la Morena, fue su segunda víctima. Bajita y regordeta, su esposo la había abandonado por su afición a la bebida.
Un joven encontró a la prostituta sentada en la calle con la cabeza baja y con la mano izquierda sobre uno de sus senos. El cuello de la mujer lucía un tajo profundo y el útero había sido extirpado.
Como las autoridades no daban caza al bestial asesino, el vecindario de Whitechapel tomo la justicia por su mano y organizó patrullas nocturnas para reforzar las rondas policiales.
Estas medidas no fueron suficientes para salvar a Lizzie la Larga. El apodo se le ajustaba magnificamente puesto que contaba con una altura considerable acentuada por una delgadez y desnutrición de importancia.
A pesar de la lluvia y el frío salió a buscar clientes para poder comer.
Fue hallada cerca de un club por el administrador del mismo.
Su asesinato no compartía el patrón de las anteriores: su cuerpo no había sido destripado. La policía determinó que el asesino no pudo cumplir su ritual, al percatarse de la llegada de un hombre en un carro, es decir, el administrador del club. El asesinato se había producido a toda velocidad.
Catherine salió de su habitación entusiasmada por emborracharse. La policía la detuvo por ebria, pero pasadas algunas horas rogó ser liberada. Esa fue su condena a muerte, su peor error. La policía la liberó. A pocas cuadras del lugar en donde había sido asesinada Lizzie, se topó con un hombre.
Su cuerpo fue encontrado boca arriba con los brazos extendidos y con un terrible tajo desde el esternón hasta la vagina. Como casi en todas sus víctimas, el Monstruo había extraído los intestinos del vientre.
Las patrullas vecinales se intensificaron dispuestas a dar su merecido al cruel asesino.
Tras varias semanas sin matar Jack cometió el más horrible de sus crímenes.
Mary le debía una considerable suma a su casero por el departamento que alquilaba. Furioso por no poder cobrar la deuda, el hombre envió a un mensajero para exigir a Mary la cancelación de la misma.
El muchacho presenció un espectáculo repulsivo. Al entrar al cuarto, Mary yacía sobre el colchón nadando en sangre y suciedad. Apenas se podía distinguir que era ella debido a la violencia inflingida por el asesino. Los riñones, el estómago y el hígado estaban esparcidos alrededor del cadáver. Por primera ves el Monstruo de Londres había extirpado el corazón, una operación muy compleja.
Médicos especialistas afirmaron: "Para extirpar estos órganos hace falta ser un anátomo patólogo experto. Las operaciones no fueron sencillas y se requerían de profundos estudios anatómicos".

LA FANTASIA
Muchos libros y películas se han inspirado y basado en este salvaje asesino.
"Otoño de Terror", de Tom Cullen es uno de ellos. Es el más extensa y documentada historia sobre Jack el Destripador, el misterioso asesino que asoló Londres en la época victoriana
Robert Blogh, autor de "Suyo afectísimo, Jack el Destripador", lo ubica de las calles de Londres a las calles de Chicago. Allí espera realizar sus sacrificios sangrientos cuando la luna y las estrellas estuvieran en la posición adecuada.
Hasta Sherlock Holmes tuvo que enfrentarse al escurridizo Jack, al que se lo relacionó con la más encumbrada aristocracia londinense.

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