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JEAN BAPTISTE GRENOUILLE, EL PERFUMISTA ASESINO

"El Perfume", de Patrick Süskind

"Hay en el perfume una fuerza de persuasión más fuerte que las palabras,el destello de las miradas, los sentimientos y la voluntad".

Después de una cruel llegada al mundo, ( su madre lo abandona pensando que ha muerto ), su niñez en un orfanato está exenta de cariño. Una única diferencia lo distingue sobre la masa de harapientos que pululan en las calles de las ciudades francesas del siglo XVll : tiene un olfato sin igual.
Gracias a este extraordinario don pronto prospera en el oficio de perfumista. Buscando el aroma perfecto comienza su carrera de asesino de mujeres hermosas de las que sólo busca extraer su fragancia.
Para él, matar no supone algo malo, lo ve como algo necesario para lograr su objetivo. No mata por placer o por odio hacia sus víctimas. A la hora de asesinar, no lo hace siguiendo un sentimiento o emoción, sino que es un proceso mecánico. Mata muchachas para extraerles su esencia. Lo que codicia es la fragancia.
Nunca pierde los nervios ni muestra arrepentimiento por sus acciones.
Jean ve a las mujeres que lo rodean como objetos y hace uso de ellas para conseguir el perfume ideal.
Jamás ha tenido relaciones sexuales, sólo orgasmos causados por sus sueños y fantasías, no respecto a las jóvenes sino a los aromas. Nunca violó a sus víctimas.
Lo único que le importa son sus intereses personales, y por ellos es capaz de asesinar con el pulso firme y el espíritu sereno.

"En el recuerdo,todos los perfumes son imperecederos".

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