Se puede llevar colgando del cuello, aunque también puede ser ubicado en las puertas y hasta en la cuna, para que su llamado musical guarde el sueño del bebé.
Existen muchas leyendas sobre "el llamador de ángeles" y ésta es una de las más bellas.
Hace miles de años los humanos vivían en contacto con los Ángeles, pero debido al Pecado Original, perdieron este mágico don.
Los Ángeles apenados por la pérdida de la compañía de los humanos, les obsequiaron unos colgantes esféricos de plata pura, que al agitarlos, sonaban como campanillas.
Estas esferas eran un símbolo de protección. Los Ángeles se despidieron de los humanos y les explicaron que aunque ya no los volverían a ver, si se sentían en peligro, desprotegidos o tristes, sólo debían agitar la esfera y el Ángel Guardián de cada uno de ellos, acudiría en su auxilio.
Los ángeles pusieron una condición: el colgante sería de uso exclusivamente personal, pues todos tenían un sonido propio y reconocible por cada Ángel de la Guarda, y este ángel no puede ser prestado a otra persona. Si se contravenía esta disposición, la magia de la esfera desaparecería.
También explicaron que el mismo colgante podría ser usado por la madre y su bebé mientras durara la gestación, ya que en ese estado ambos comparten el mismo Ángel. Una vez que el bebé fuera dado a luz, la madre debía decidir si el colgante se utilizaría para su propia protección o para la de su hijo recién nacido.
También explicaron que el mismo colgante podría ser usado por la madre y su bebé mientras durara la gestación, ya que en ese estado ambos comparten el mismo Ángel. Una vez que el bebé fuera dado a luz, la madre debía decidir si el colgante se utilizaría para su propia protección o para la de su hijo recién nacido.
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