Incluso los magos y los nigromantes más poderosos no escapan al paso del tiempo y la muerte. Sus cuerpos mortales y sus necesidades biológicas son un lastre que les impide alcanzar la plenitud de su poder.
Algunos de los más sabios han resuelto el problema convirtiéndose a sí mismos en "muertos vivientes". De ese modo, ni el hambre, ni el sueño, ni la enfermedad, distraen al nigromante de sus estudios de magia y muerte, consiguiendo así ser aún más fuertes y mortíferos.
El mago, una vez dispuesto a dar el paso de convertirse en muerto viviente, ha de preparar su propia muerte a través de una poción de veneno, pero antes, debe crear un objeto fetiche en el que depositará su alma una vez que empiece el ritual. De ese modo separará el cuerpo de su alma.
El cuerpo, levantado como un cadáver "vivo" será animado por la energía del ritual que, además, le permitirá mantener la inteligencia y las habilidades que poseía en vida.
Su alma guardada en el objeto fetiche es la fuente de su energía y poder, por lo que este objeto debe mantenerse a buen resguardo, ya que solo destruyendo este objeto se puede destruir al muerto viviente llamado por la mitología "Liche".
El fetiche debe ser un objeto que pase inadvertido, como un portamonedas o una bolsita de cuero, aunque también puede ser lujoso como un medallón o una gema preciosa.
Cuenta una leyenda escandinava, que un Liche llamado "El Inmortal", era un ser malvado y aterrador, cuya alma estaba guardada en el minúsculo ojal de una aguja que estaba dentro de un huevo, en el interior de un patito, que a su vez estaba en el interior de una liebre y ésta dentro de un cofre metálico que se hallaba enterrado bajo un fresno en una mítica isla que se sumergía y emergía en el mar caprichosamente.
Los Liches son seres muy inteligentes y maquiavélicos. Puesto que la muerte ya no es un problema para ellos, pueden urdir peligrosos planes a largo plazo. Además, son excelentes estrategas que acostumbran encabezar los tenebrosos ejércitos de muertos vivientes.
Algunos de los más sabios han resuelto el problema convirtiéndose a sí mismos en "muertos vivientes". De ese modo, ni el hambre, ni el sueño, ni la enfermedad, distraen al nigromante de sus estudios de magia y muerte, consiguiendo así ser aún más fuertes y mortíferos.
El mago, una vez dispuesto a dar el paso de convertirse en muerto viviente, ha de preparar su propia muerte a través de una poción de veneno, pero antes, debe crear un objeto fetiche en el que depositará su alma una vez que empiece el ritual. De ese modo separará el cuerpo de su alma.
El cuerpo, levantado como un cadáver "vivo" será animado por la energía del ritual que, además, le permitirá mantener la inteligencia y las habilidades que poseía en vida.
Su alma guardada en el objeto fetiche es la fuente de su energía y poder, por lo que este objeto debe mantenerse a buen resguardo, ya que solo destruyendo este objeto se puede destruir al muerto viviente llamado por la mitología "Liche".
El fetiche debe ser un objeto que pase inadvertido, como un portamonedas o una bolsita de cuero, aunque también puede ser lujoso como un medallón o una gema preciosa.
Cuenta una leyenda escandinava, que un Liche llamado "El Inmortal", era un ser malvado y aterrador, cuya alma estaba guardada en el minúsculo ojal de una aguja que estaba dentro de un huevo, en el interior de un patito, que a su vez estaba en el interior de una liebre y ésta dentro de un cofre metálico que se hallaba enterrado bajo un fresno en una mítica isla que se sumergía y emergía en el mar caprichosamente.
Los Liches son seres muy inteligentes y maquiavélicos. Puesto que la muerte ya no es un problema para ellos, pueden urdir peligrosos planes a largo plazo. Además, son excelentes estrategas que acostumbran encabezar los tenebrosos ejércitos de muertos vivientes.
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