Dicen que un monje benedictino cargaba con un gran pecado. Como
consecuencia, fue castigado a morir emparedado. El monje prometió,
entonces, que mientras moría de hambre y sed escribiría en una sola
noche un libro que contuviera la sabiduría del mundo y que homenajease
al convento. Una empresa harto difícil de cumplir y que el monje comenzó
a dar por imposible a medidda que se acercaba la medianoche. Decidió
rezar pidiendo ayuda, pero no al Dios que había deshonrado, sino a
Lucifer, a quien ofreció su alma inmortal a cambio de concluir el libro.
El
Diablo, codicioso del alma humana, aceptó el trato y le entregó la obra
completa, pero con una condición: el monje debería dibujar en una
página en blanco a su benefactor como muestra de gratitud. Otras
versiones aseguran que fue el propio Diablo el que introdujo su propia
efigie para confirmar su autoría.
La única referencia al supuesto
monje que escribió esta biblia es una firma que lo señala como “Hermann
inclusis” (Germán, el recluso).
Comentarios
Publicar un comentario