El Santo Grial es considerado habitualmente la copa de
la que habría bebido Cristo en la Última Cena. Según la Biblia, Jesús
compartió una última comida con sus discípulos poco antes de ser
detenido, juzgado y condenado a muerte. Cuenta la leyenda que uno de los
seguidores de Jesús, José de Arimatea, utilizó esta misma copa para
recoger algunas gotas de la sangre de Cristo durante la Crucifixión,
confiriendo de este modo al cáliz un poder divino. Aquellos que bebían
de él, según se decía antiguamente, sanaban de todas las enfermedades,
pudiendo incluso alcanzar la inmortalidad.
Otra leyenda señala el útero de María Magdalena fecundado por Jesucristo como el auténtico Santo Grial. Los Evangelios apócrifos apoyan esta versión.
Otra leyenda señala el útero de María Magdalena fecundado por Jesucristo como el auténtico Santo Grial. Los Evangelios apócrifos apoyan esta versión.
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