En los años treinta se popularizó la canción "Gloomy Sunday", pero poco a poco fue tornándose terrorífica cuando se difundió que más de cien personas se suicidaron en Budapest luego de escucharla.
Su letra depresiva, sin dudas, no mejoraba el humor de los depresivos con inclinaciones suicidas.
Si bien no está chequeado la cantidad de muertes, lo que es totalmente veraz es el suicidio del creador de esta canción: se suicidó luego de que su único éxito fuera culpado de estas calamidades.
"Es otoño y las hojas están cayéndose
todo el amor se ha muerto en la tierra
el viento está llorando con lágrimas afligidas
mi corazón nunca esperará una nueva primavera.
Mis lágrimas y mis dolores son todos en vano
las personas no tienen corazón, son ávidas y malvadas
El amor se ha muerto, la esperanza ha dejado de tener significado..."
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