Basada en una leyenda maya
Con furia rompió el capullo. Desplegó sus alas de deslumbrantes colores y se sintió libre, ¡libre, por fin!.
Tantos días en la oscuridad, ciega, sedienta de sol. Y, ahora, la brisa tibia de la primavera acariciándola. ¡Qué sensación maravillosa! Volteó la mirada hacia su prisión hecha añicos y sonrió con malicia.
"¡Libre!, repitió y se zambulló con delirio en un firmamento límpido, más azul que las aguas del océano.
Experimentó un deseo apremiante de libar, un acuciante antojo de dulce néctar.
Avistó un jardín inmenso poblado de enredaderas y arbustos en flor. Y así, jugando con el viento, descendió hasta semejante Edén.
Celebró un festín de flor en flor. Estaba eufórica, amaba la libertad. De repente un sonido extraño la alertó y agitó las alas en aquella dirección.
Una niña lloraba entre las rosas y las margaritas, un llanto amargo y desconsolado.
Voló curiosa hacia ella y se posó en su regazo.
La pequeña, sin interrumpir el llanto, la tomó en sus manos. La mariposa se asustó,"Otra vez encerrada, ¡no, por favor!", clamó desesperada.
Sin embargo, para su asombro, la niña la acercó a sus labios rosados y un secreto brotó de ellos.
"¡Ay, mariposa bella!, sé muy bien que hablas con la diosa de las flores. Pídele en mi nombre un deseo, un deseo que para los humanos es imposible conceder. ¡Quiero caminar, correr, saltar, bailar! Esta silla de ruedas me mantiene cautiva hace tanto tiempo... Mi mayor anhelo es liberarme, que suceda un milagro...Bella mariposa, vuela rápido hacia los cielos con mi petición, no me defraudes tú también..."
Con esperanza infinita la liberó.
La mariposa, aliviada por recuperar su libertad, emprendió el vuelo desconcertada por el pedido de la niña. Lo haría, ella sabía con certeza y dolor lo que significaba ser prisionera.
Pasado un tiempo regresó al mismo jardín. Nuevamente un sonido extraño la alertó. Eran risas, carcajadas...Una niña danzaba entre las rosas y las margaritas.
La mariposa se alejo satisfecha...¡la diosa de las flores la había complacido!
Tantos días en la oscuridad, ciega, sedienta de sol. Y, ahora, la brisa tibia de la primavera acariciándola. ¡Qué sensación maravillosa! Volteó la mirada hacia su prisión hecha añicos y sonrió con malicia.
"¡Libre!, repitió y se zambulló con delirio en un firmamento límpido, más azul que las aguas del océano.
Experimentó un deseo apremiante de libar, un acuciante antojo de dulce néctar.
Avistó un jardín inmenso poblado de enredaderas y arbustos en flor. Y así, jugando con el viento, descendió hasta semejante Edén.
Celebró un festín de flor en flor. Estaba eufórica, amaba la libertad. De repente un sonido extraño la alertó y agitó las alas en aquella dirección.
Una niña lloraba entre las rosas y las margaritas, un llanto amargo y desconsolado.
Voló curiosa hacia ella y se posó en su regazo.
La pequeña, sin interrumpir el llanto, la tomó en sus manos. La mariposa se asustó,"Otra vez encerrada, ¡no, por favor!", clamó desesperada.
"¡Ay, mariposa bella!, sé muy bien que hablas con la diosa de las flores. Pídele en mi nombre un deseo, un deseo que para los humanos es imposible conceder. ¡Quiero caminar, correr, saltar, bailar! Esta silla de ruedas me mantiene cautiva hace tanto tiempo... Mi mayor anhelo es liberarme, que suceda un milagro...Bella mariposa, vuela rápido hacia los cielos con mi petición, no me defraudes tú también..."
Con esperanza infinita la liberó.
La mariposa, aliviada por recuperar su libertad, emprendió el vuelo desconcertada por el pedido de la niña. Lo haría, ella sabía con certeza y dolor lo que significaba ser prisionera.
Pasado un tiempo regresó al mismo jardín. Nuevamente un sonido extraño la alertó. Eran risas, carcajadas...Una niña danzaba entre las rosas y las margaritas.
La mariposa se alejo satisfecha...¡la diosa de las flores la había complacido!
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