Lizbeth Borden se hizo tan famosa en Masssachusets que hasta le compusieron una canción con su "hazaña". "Lizzie Borden tomó un hacha y le dio cuarenta hachazos a su madre. Cuando vio lo que había hecho le dio cuarenta y uno a su padre". Lizzie, una mujer de 40 años vivía junto a su padre y a su hermana. Al morir su madre, el padre volvió a contraer matrimonio. Ambas hermanas odiaban profundamente a la mujer. El padre era un hombre tacaño y trataba a sus hijas, sobre todo a Lizzie, como si fueran niñas pequeñas. No consentía que hablaran con extraños y tampoco que salieran solas a la calle. El 4 de agosto de 1892, Lizzie descubre el cadáver de su padre tumbado sobre el sofá del salón con la cabeza totalmente desfigurada, tenía once hachazos en el cráneo. La criada testimonió los gritos de Lizzie llamándola con urgencia: "¡Bridget, rápido, baja!¡Padre está muerto!Alguien ha entrado y lo ha matado. Deben haberlo hecho mientras yo estaba en el establo...