La hija del rey celestial Tentei, llamada Orihime, tenía un talento increíble para tejer. Desarrollaba su talento a orillas de un río que es nuestra Vía Lactea. El rey Tentei estaba encantado con las telas que hacía su preciosa hija, y ella lo complacía cada día de su vida. Sin embargo, la tristeza teñía su bello rostro al no poder conocer el amor. Tentei, preocupado por la angustia de su hija, decidió planear un encuentro entre ella y un pastor que se encontraba al otro lado del río. Cuando ambos se vieron, el amor surgió como una llama que los consumió. Poco después se casaron, pero el amor a veces puede cegar a los amantes, y eso ocurrió con ellos. Orihime dejó de tejer y Hikoboshi, descuidó a su ganado. Tentei, furioso ante tanta irresponsabilidad, separó a la pareja, cada uno a un lado del río como castigo por su comportamiento. Sin embargo, al ver las lágrimas de su hija, Tantei decidió calmar su dolor. Le prometió que volvería a ver a su amado, pero sólo una vez al año,...